Hola. Quiero que sepas que me llenaste. Que con cada uno de tus mensajes arreglaste partes de mí que no sabía que estaban rotas. Y que tu silencio me pesa como ningún otro, porque me dí cuenta de que amaba amarte y amaba que me ames. Me consuela pensar que podés llegas a ser mí persona, pero supongo que no es nuestro tiempo. Sí algún día llega a serlo, te pido que me des todos los abrazos que necesité mientras escribía esto; llorando de ganas de hablarte y correr a tus brazos, cagada de miedo de que vos no sientas lo mismo, aún cuando me dijiste que sí lo sentías. Te quiero, eso es tuyo y no te lo quita nadie.