¿Recuerdas cuando jugabamos a concurso de miradas?
Y saber que cuando veía los tuyos me ponía nerviosa y roja como un tomate. Unas tremendas ganas de gritar lo que sentía en ese momento por ti se acumulaban en mi cabeza.
No es fácil ser feliz teniendo ese tipo de recuerdos en mi cabeza. Extraño esos momentos y tal vez ni siquiera te caigo bien, pero yo te quiero y mucho.
Espero que algún día reacciones y te percates de todo lo que he hecho por ti, hasta los más mínimos detalles.