He sufrido mucho, he intentado rehacer mi vida, volver a ser lo que era antes de conocerte y no he podido. Por culpa de tu maltrato psicológico tengo secuelas, he desarrollado un transtorno alimenticio y mi autoestima está por los suelos. Aún así, no te has dignado ni a preguntarme cómo estoy o qué es de mí... He estado siempre a tu lado, y tú, a la mínima de cambio me has reemplazado. Aún así, espero que te vaya todo bien, a partir de ahora solo voy a pensar en mí.